Mi abuela es una mujer que admiro por sobre todas las cosas y aunque siento lo mismo por mi mamá, creo que es algo que aumenta a medida que pasan las generaciones. Es increíble mirarla a los ojos, escuchar sus palabras y darme cuenta que hay mucho que compartimos, además de la genética. Si bien hoy en día soy yo la que la envuelve en cientos de abrazos (la altura lo hace así) nuestra relación ha crecido y crecido con el paso de los años y me ha demostrado que el tiempo no es nuestro enemigo, sino todo lo contrario. Aunque estoy más que feliz de vivir cada una de mis etapas, he llegado a la conclusión de que cuando llegue a su edad quiero ser tal y como ella y disfrutar de la vida de la misma forma. Estas son las razones.
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